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Con la reciente y controvertida renuncia forzada del ex primer ministro Mariano Rajoy, han salido a la luz nuevos candidatos a la presidencia del Partido Popular (PP). Hoy mismo, tanto María Dolores de Cospedal y María Soraya Sáenz de Santamaría anunciaron sus candidaturas que, según muchos, están provocando una “batalla interna” dentro del PP. Sin embargo, la batalla entre estas dos mujeres muy capaces comenzó años antes de hoy. En 2008, bajo el mandato de Mariano Rajoy, Cospedal fue elegida secretaria general y Santamaría la portavoz parlamentaria. Hoy, ambas mujeres “se presentan como las defensoras del legado de Rajoy“, aunque, Cospedal claramente tiene el sector más duro y poderoso en su esquina y tiene más años de experiencia en su haber. Debido a la renuncia de Rajoy, Cospedal y Sáenz de Santamaría deberán “confrontar sus distintas concepciones del servicio público, la política y el compromiso con las siglas en su duelo por la presidencia popular“. La pregunta es, ¿esta batalla entre estas dos mujeres testarudas conducirá al descubrimiento de discrepancias dentro del PP?

Además de querer presidir el PP, Cospedal declaró que quiere ser la primera mujer presidenta del gobierno de España.

¿Crees que si alguna de estas candidatas ganara la presidencia del PP, podría haber una posibilidad para una presidenta del gobierno de España?

¿Qué mensaje crees que estas mujeres políticas están enviando a las jóvenes mujeres y niñas? ¿Crees que estas mujeres les están dando esperanza para un mejor tratamiento de las mujeres en el futuro, o una mujer en el poder en general? ¿Crees que esta elección podría ser un punto de inflexión en el movimiento feminista en España?

Además, ¿la batalla entre dos mujeres envía un mensaje malo o muestra desunión entre las mujeres? ¿Si es así por qué?

 

Las dos aspirantes dicen representar los valores de los logros conseguidos por Mariano Rajoy y apelan a la unidad del partido.

La disputa por el poder en el PP ya está servida, es pública y persigue liderar el partido político hasta hace nada más poderoso de España. Diez años después, María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría materializarán su largo enfrentamiento luchando por suceder a Mariano Rajoy. Todo empezó en 2008, cuando el líder del partido eligió a la primera como secretaria general y a la segunda como portavoz parlamentaria. El paso del tiempo solo sirvió para contrastar discrepancias profundas en la gestión del PP, la estrategia en Cataluña y la forma en la que el partido debía enfrentarse a los casos de corrupción. Frente a los otros cuatro candidatos, Santamaría y Cospedal se presentan a las urnas como las defensoras del legado de Rajoy y las valedoras del liderazgo ganador que quieren las bases. Sin embargo, los puntos en común son menos importantes que las discrepancias. Cospedal está alineada con el sector más duro del PP y Santamaría pretende perfilarse como una opción más abierta a otros ámbitos de la sociedad.

Finalmente, el sistema de mutuo contrapeso diseñado por Rajoy ha estallado solo diez días después de su renuncia. En consecuencia, Cospedal y Sáenz de Santamaría confrontarán sus distintas concepciones del servicio público, la política y el compromiso con las siglas en su duelo por la presidencia popular, a la que también aspiran el vicesecretario Pablo Casado, el exministro José Manuel García Margallo, el diputado José Ramón García Hernández y el exlíder de Nuevas Generaciones en ValenciaJosé Luis Bayo. No obstante, las dos candidatas aportan tres factores distintivos a la carrera por la presidencia. El peso interno de Cospedal (52 años) y Sáenz de Santamaría (47) es incomparable, por lo que tienen una capacidad de arrastre que pondrá a prueba las costuras del PP y su histórica unidad. Ambas tienen experiencia de Gobierno. Y las dos enarbolarán la bandera de la mujer camino del Congreso extraordinario del PP, que se celebrará entre el 20 y el 21 de julio.

“Quiero ser la primera mujer que presida el PP y quiero ser la primera mujer que presida el Gobierno de España”, ha proclamado este martes Cospedal. “Siento que todo lo que he vivido, toda mi formación y experiencia acumulada, ha sido la mejor preparación de cara al paso que estoy a punto de dar”, ha seguido ante decenas de cargos populares reunidos para la junta directiva del PP de Castilla-La Mancha. “Desde la llamada al servicio y la fe inquebrantable en el PP, os quiero anunciar  que presento mi candidatura”, ha añadido entre los aplausos de sus seguidores. Y ha rematado: “Me presento para ganar, para ganar y para ganar. Ofrezco victoria, victoria y victoria”.

Una hora y media más tarde, frente a la escalinata de los leones del Congreso de los Diputados y bajo un sol tórrido, la exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría también se ha lanzado al ruedo de esta disputa “con energía, entrega y determinación”. Tras esa declaración de intenciones y de ánimo, Santamaría ha destacado el momento “importante para España y para el PP” y ha valorado que su intención es representar “un proyecto abierto y en positivo para la sociedad, escuchando, cooperando e integrando”. La diputada popular ha elegido el escenario del Congreso muy específicamente porque es dónde labró su primera etapa en política, en el equipo de Rajoy entonces en la oposición, y porque es su única plataforma de poder actual, frente a otros aspirantes. La antigua número dos del Gobierno lleva 14 años de diputada. Y ha subrayado, en público y luego en privado varias veces, que cree que España “necesita un PP unido y fuerte” y ha avanzado que esa es la idea que cree debe fomentarse en esa formación: “El PP es el partido de la unidad y la cohesión de España”.

Todo empezó con Alberto Núñez-Feijóo. La renuncia del presidente de Galicia, oficializada el lunes, no solo reventó el sueño de una candidatura única, acunado por numerosos líderes territoriales como la única receta para evitar la guerra interna. Al contrario, el anuncio de que el favorito no daría la batalla acabó por azuzar a las aspirantes. Cospedal, convienen en el PP, no habría dado el paso si el presidente de Galicia se hubiera presentado. Y Sáenz de Santamaría tanteaba sus apoyos sabiendo que si se presentaba sería una outsider. Ausente el favorito, la campaña arrancará como un ejercicio de contraste entre las propuestas de dos políticas que son polos opuestos: Ideología frente a gestión, ADN popular frente a la tecnocracia, conservadurismo frente a liberalismo.

“Quiero aclarar de forma rotunda que una decisión así no se toma a la contra, contra nadie, sería muy mezquino. Presento un proyecto integrador, en el que cabemos todos”, ha subrayado Cospedal en referencia a Sáenz de Santamaría. Sin embargo, su intervención ha estado repleta de recordatorios de algunas de las críticas que hay en el PP hacia la exvicepresidenta del Gobierno. “Sé lo que es ganar elecciones”, ha dicho Cospedal, que en dos ocasiones se impuso en las autonómicas de Castilla-La Mancha, mientras que Sáenz de Santamaría nunca ha sido candidata a nada. “He dado la cara y siempre la daré. Me la han partido unas cuantas veces, lo sabéis y seguro que lo volverán a hacer”, ha añadido la secretaria general, portavoz popular en los peores momentos del caso Gürtel, cuando los críticos de Sáenz de Santamaría achacaban a la exvicepresidenta que desapareciera y no defendiera a los suyos.

Por su parte, Sáenz de Santamaría ha aclarado que antes de presentar públicamente su candidatura, que mañana completará con el número de avales y parte de su equipo, decidió llamar a otros de los aspirantes, aunque no localizó por teléfono a Dolores de Cospedal y le dejó un mensaje. La exvicepresidenta ha señalado que su intención con esos contactos era subrayar que en la carrera previsiblemente cruenta que se abre ahora en el PP deberían de guardarse las formas en favor de la unidad, un valor que ese partido había representado hasta ahora en el centro derecha. Santamaría destacó en su presentación que quiere reivindicar el aval de lo logrado en estos años por el Gobierno del “excelente presidente” Mariano Rajoy, y mencionó ahí la creación de empleo y la igualdad de oportunidades, pero también como una militante más: “Represento lo que muchos militantes, la unidad, la responsabilidad y la integridad”.

La exvicepresidenta intentó por todos los medios, en público y en corrillos más restringidos de periodistas, evitar entrar ya en el cuerpo a cuerpo con Cospedal, que había mencionado un poco antes en Toledo que ella sí había dado la cara por el partido durante mucho tiempo. Santamaría ha dicho que no se sentía aludida y ha apelado a que ahora decidan los militantes sobre quién es mejor para encabezar el nuevo proyecto del PP. No le gustó nada la expresión de que ahora se abre una guerra interna en el PP: “Todos somos compañeros y el amor al partido y a España nos une a todos”.

Cospedal ha sido la última candidata en sumarse a la carrera, pero no tiene por qué ser la última. La presidenta del Congreso, Ana Pastor, tiene hasta las 14.00 del miércoles para decidir si da el paso. A partir de entonces comenzará una campaña electoral que culminará en una doble votación el 5 de julio, cuando los afiliados elegirán qué candidato o candidatos llegan al Congreso del 20 y el 21 de julio, y qué compromisarios deciden al ganador en ese cónclave.