http://www.elmundo.es/espana/2018/06/02/5b126154268e3e7e3e8b4615.html 

La gran noticia de la actualidad española es el reciente cambio en el gobierno. El 1 de junio, el ex presidente del gobierno, Mariano Rajoy (Partido Popular, PP) perdió la presidencia a causa de una moción de censura promovida por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). La moción respondía a una sentencia judicial que condenaba una larga y compleja trama de corrupción en la cual habían estado implicados numerosos políticos del PP. Así, Pedro Sánchez, el líder del PSOE, logró convertirse en el nuevo presidente de España hasta que se convoquen las nuevas elecciones presidenciales en 2020.

Este artículo de El Mundo se centra en la ceremonia de jura del cargo [to be sworn as] de presidente. Esta ceremonia ha implicado tradicionalmente una serie de símbolos que representan el legado histórico de España: así, la jura se hace en el Palacio de la Zarzuela y ante el Rey, sobre un ejemplar de la Constitución española de 1978. Sin embargo, esta es la primera vez en la que faltan importantes símbolos que representan a la Iglesia Católica: la cruz y la Biblia.

¿Qué pensáis sobre la decisión de prescindir de [dispense with] estos símbolos religiosos?

España se adentra en otra fase histórica. Imposible prever su duración, su calado o su poder transformador. Pero se inicia una etapa política distinta a cualquier otra. Primer presidente que llega a La Moncloa tras ganar una moción de censura. Primer presidente que no es diputado en el Congreso. Y el primero también que toma posesión delante únicamente de un ejemplar de la Constitución.

La toma de posesión de Pedro Sánchez como nuevo mandatario del Gobierno se produjo hoy en el Palacio de la Zarzuela sin la Biblia y la cruz que han estado presentes en las juras de los seis anteriores jefes del Ejecutivo.

Si la sucesión de acontecimientos en la última semana no hubiera sido tan vertiginosa habría resultado fácil de imaginar. Sánchez tiene en la dirección del PSOE una secretaría de Laicidad y el programa socialista de las últimas elecciones contempla que «las tomas de posesión o promesa de cargo se harán únicamente ante un ejemplar de la Constitución». Su decisión sólo puede interpretarse como un mero ejercicio de coherencia, por más innovador que resulte.

Aún así, la fórmula que debía utilizar se trató el viernes poco después de resultar investido presidente, al vencer la votación de la moción de censura. En el despacho de la portavoz socialista, Margarita Robles, donde el nuevo presidente y otros dirigentes y diputados del PSOE acudieron al finalizar la sesión, Sánchez comentó con algunos de ellos cómo afrontar el acto ante el Rey.

Lo que finalmente ocurrió es que prometió su cargo con el único ornamento de la Carga Magna en la Sala de Audiencias de la Zarzuela, ante Felipe VI y en presencia del ex presidente Mariano Rajoy. «Prometo, por mi conciencia y honor, cumplir fielmente con las obligaciones del cargo de presidente del Gobierno, con lealtad al Rey, y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, así como mantener el secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros», leyó con la mano derecha apoyada en un ejemplar de la Carta Magna de 1978, abierto por el artículo 62, el que hace referencia a las funciones del Rey.

El gesto de Sánchez, aunque es consecuente con los planteamientos del PSOE y la defensa férrea de la aconfesionalidad del Estado, consagrada en el artículo 16 de la Constitución, se deriva también de una decisión personal del Rey.

En su proclamación él mismo prescindió de símbolos religiosos y juró sobre la Carta Magna sin ninguna mención a Dios. El hecho fue sustantivo porque su padre, Juan Carlos I, lo hizo sobre la Biblia. Fue esta circunstancia la que impuso en los albores de la democracia la presencia del crucifijo y los evangelios en todas las tomas de posesión. Felipe VI optó sólo por la Constitución y con él cambió la tradición. La Casa del Rey permite elegir a los altos cargos jurar o prometer ante la Biblia y la cruz o sin ellas. Pero ni Mariano Rajoy ni sus ministros optaron por ello.

Pedro Sánchez ha sido en esto también el primer presidente del Gobierno. Precisamente, hace poco más de dos semanas, después que el nuevo president de la Generalitat, Quim Torra, prometiera su cargo sin ninguna mención a la Constitución o la Corona apostó por regular de manera clara las tomas de posesión para unificar la fórmula. En su caso la defensa de la aconfesionalidad ha sido cristalina y resta por comprobar hasta dónde llegará su Gobierno con la separación Iglesia-Estado.

Mariano Rajoy estrecha la mano a Pedro Sánchez en presencia de Felipe VI. | EFE

Las circunstancias en las que accede al Ejecutivo son complicadas, aupado por los votos de Podemos, PDeCATERCPNVCompromís y Bildu pero su programa recoge la denuncia de los Acuerdos con la Santa Sede.

Hace un año el responsable de Justicia y Libertades del PSOE, Andrés Perelló, ya apostó por dar este paso porque, dijo, «es un concordato que está obsoleto, no tiene parangón en ningún estado europeo, ya llevamos 40 años de democracia, estamos en el siglo XXI».

Una nueva política, de trayectoria incierta, ha llegado ahora al Gobierno. El PSOE de Sánchez ya reivindica para sí este concepto, acuñado tras la entrada de Ciudadanos y Podemos en el Congreso.

Las imágenes ayer mostraban a un presidente algo inquieto mientras esperaba la entrada del Rey y el comienzo del acto. Alguna leve sonrisa, posiblemente fruto de los nervios en la que es imposible no evocar un deje de satisfacción. Si la sintió no hizo nada por exhibirla. Prometió su cargo en presencia de Rajoy y otras autoridades. Al concluir, la foto oficial con el Rey y su «enhorabuena». El siguiente posado fue junto al resto de altos cargos.

Sánchez, cuidadoso, se adelantó a estrechar la mano de Rajoy y se dirigió a él como «presidente». El líder le respondió con la misma cortesía que ya exhibió el viernes en el Congreso: «Mucha suerte».

Los dos, junto al monarca y el resto de asistentes, permanecieron después hablando unos instantes. La Reina Letizia, como sucedió con la toma de posesión de Rajoy, no asistió al acto. Y al nuevo presidente sólo le acompañó su jefe de gabinete, Juan Manuel Serrano.

Después ambos se dirigieron al Palacio de la Moncloa, donde Sánchez visitó su despacho y otras dependencias. En los próximos días, previsiblemente antes del viernes, el nuevo presidente anunciará su Gobierno.