Quarto día en la clínica / Day Four in the Clinic

Hoy Dominic le despertó a Robert a las 4:50 de la mañana y entonces le despertó de nuevo a las 5:00. Todos desayunaron a las 5:30-6:00 y había queso delicioso, carne, y jugo de mango, pero Robert estaba un poco decepcionado con el café (como un poco demasiado decepcionado – Dom). Nos embarcamos en el autobús, y nuestro guía fantástico, Mario (de quién estamos muy agradecidos por todo su trabajo duro) nos preguntó que queríamos para la cena del restaurante. Muchos de nosotros estábamos mirando por la ventana casi todo el paseo porque finalmente podíamos ver la cima de Chimborazo. Brox bromeó que Chimborazo fue la ubicación secreta de nuestra cena, todos nosotros reímos (Excepto Robert porque él estaba durmiendo porque el café tan débil no era suficientemente fuerte). Hoy también tuvimos la oportunidad de elegir en cuál estación queríamos trabajar, como ahora habíamos probado todas y supimos a cuál estación hemos disfrutado y sobresalido. Robert eligió la estación de acuidad visual y Dom eligió la tienda oscura con los escáneres de ojo y con el equipo sueño: Emely, Marlene, y Ceci.  

Llegamos a la escuela, La Unidad Educativa Tomas Oleas, a las 6:40 y montamos rápidamente. Nuestro grupo de Princeton podía trabajar más independiente después de algunos días de practicar, y estábamos trabajando antes de que alguien pudiera decir “¿listo?” Dom y el resto de este equipo de la tienda se sientan en la oscuridad. “Hola cariño, siéntase acá, su papel por favor, mira a la cámara, ¡siéntanse y cambien sus asientos!, voy a tomar otra foto, y pueden salir con sus papeles, next!” mientras los niños se sentaban y los ojos se evaluaban. El equipo de la tienda trabajaba tan duro que fueron dichos que tenían que tomar descansos porque habían estado abrumando a las otras estaciones. Robert estaba en la estación de acuidad visual con Clariza, Amanda, y Anais y todos sentían la velocidad del equipo de la tienda. Nuestra línea original no tenía bastantes asientos para mantener el paso. Tuvieron que añadir una segunda línea con mas de veinte niños en la línea. Sin embargo, mientras abrumados a veces, esto solo nos animó más a ver todos los estudiantes que pudiésemos. Mientras no teníamos suficiente personal a veces, pusimos en práctica un sistema muy eficiente, moviéndonos entre nuestras tres estaciones de las pruebas de acuidad visual como una máquina bien engrasada.

Cuando fue el tiempo para almorzar, casi todos nosotros tuvimos que obligar de comer porque estábamos demasiado divertidos y nos sentimos tan apasionados por cumplir nuestra meta de 500 niños. El camino a la estación de almuerzo fue como una laberinto de estudiantes jugando juegos, rampas y arquitectura concreta, y jardines hermosas. Comimos sandwiches de jamón, mayonesa, y mostaza. Para Dom, esta comida parece como un lujo después de sentarse en una tienda oscura y almizcleña por cinco horas. Tenía jugo de guayaba y chifles de comer. Después de almorzar, Robert pasó la tarde como un escribiente para el Dr. Silbert, y tenía la oportunidad de traducir las noticias emocionantes para los chicos mientras aprendía sobre los exámenes de los ojos y la manera en que se hacen las prescripciones. Dom trabajó en estaciones diferentes, viajando como lo necesitaba.

Un momento especial para Dom fue cuando conoció una estudiante ecuatoriana, Jessica, quien hablaba inglés y podían conversar y proveer una oportunidad de practicar. Su momento favorito fue cuando, por accidente, Dom le dijo a una niña al lado de Jessica, “necesitamos poner gatos (cats) en sus ojos” cuando quiso decir “gotas”, y Jessica no podía dejar de reír. Como a Robert le encantó traducir buenas noticias para todos los niños, su momento favorito de este día fue cuando Dr. Silbert le preguntó a Robert de traducir para una niña que “sus lentes nuevas van a cambiar su vida”. En este momento, Robert se dio cuenta del impacto que nuestra caravana puede tener, y es algo que agradecerá y recordará para siempre.

Habíamos evaluado todos los niños en la escuela, 482, pero todavía necesitábamos 18 niños para realizar nuestra misión de 500. Así que nuestro equipo fue afuera de la escuela, en la calle, para preguntarles a los padres si sus hijos querían una prueba de los ojos. Podíamos ver a los hijos de la policía que estuvo con nosotros toda esta semana. Por este trabajo duro, destruimos nuestro goal de 500 and y vimos 524 y dimos 131 pares de lentes, lo cual es un nuevo récord. Había muchas lágrimas, escuchando en el autobús, pero estaba triste también, cómo reflexionamos en el hecho de casi un tercio de los niños necesitan lentes y algunos las recibieron como adolescentes, y habían vivido la mayoría de sus vidas con un mundo borroso.

Después de poner las últimas gotas en los ojos de los niños, y limpiar el cuarto mientras los doctores terminaban con sus últimos pacientes, fuimos al campo de fútbol para un juego con algunos de los estudiantes de la escuela y también otras personas de nuestro equipo como Edisson y Luisa. A la consternación de Dom, y la emoción de Robert, el juego no fue ni cerca (gracias a Jaime – un atleta estrella y el hijo de Profesora Moscardó-Vallés). Mientras nuestros días eran llenos de trabajo duro, estamos muy agradecidos por el lujo de tener la oportunidad de relajarnos y divertirnos como un grupo en las noches. Cenamos en restaurantes elegantes, compramos suéteres lindos, y disfrutamos los servicios de nuestro bello hotel. Comemos bien, reímos demasiado, y dormimos más o menos bien… Mientras Dominic y Robert escriben este blog, están duchándose y preparándose para llevar sus bellos suéteres adornados con alpacas, e ir a una cena sorpresa en un restaurante fresa.

Today Dominic woke up Robert at 4:50 and then woke him up again at 5:00. Everyone had breakfast from 5:30-6:00.  There was delicious cheese, meat, and mango juice, but Robert was disappointed with the coffee (like a little too disappointed -Dom). We boarded the bus, and our fantastic tour guide, Mario (who we are extremely grateful to for all his hard work) asked us what we wanted from the restaurant we are going to tonight. Many of us were also staring out the window the whole ride, as we were finally able to see the peak of Chimborazo. Brox joked that that was the secret location of our dinner tonight, we all laughed (except Robert who was asleep, as the coffee was not strong enough to keep him awake). Today we also got to choose what station we wanted to be at, as we had now tried them all and knew which we enjoyed and which we excelled at. Robert chose the visual acuity station, which he later regretted, due to Dom, Marlene, Emely, and Ceci pumping out kids faster than anyone could handle from the tent. 

We arrived at the school, La Unidad Educativa Tomas Oleas, at 6:40 and quickly set up. Our Princeton group was able to work more independently after a few days of practice, and we were up in running before anyone could say “¿listo?” Dom and the rest of the tent team sat in the dark, and repeated “Hola cariño, siéntase acá, su papel por favor, mira a la cámara, ¡siéntanse y cambien sus asientos!, voy a tomar otra foto, y pueden salir con sus papeles, next!” as kids sat down and got their eyes evaluated. The tent team worked so fast that they were told multiple times to take breaks and were overwhelming the other stations. Robert was in the visual acuity station with Clariza, Amanda, and Anais and they were all certainly feeling the speed of the tent team. With our original line not having enough seats to keep up, they had to add a second line, having more than twenty kids in line at times. However, while overwhelmed at times, this only further encouraged us to see as many kids as we possibly could. While understaffed at times, we managed to make our station work as efficiently as possible, bouncing between our three visual acuity testing stations working like a well-oiled machine.

When lunch time came, almost all of us had to be forced to eat as we were having too much fun, and felt so driven to meet our goal of 500 kids. The way to the lunch station was through a labyrinth of kids playing games, ramps and concrete architecture, and beautiful gardens. We ate ham, mayo, and mustard sandwiches which, for Dom, seemed like luxury after sitting in a dark musky tent for five hours. There was also guava juice and plantain chips to feast on. After lunch, Robert spent the afternoon scribing for Dr. Silbert, and got the opportunity to translate exciting news for the kids while also learning about the intricacies of eye exams and how prescriptions are ultimately determined. Dom went off to help at multiple different stations, hopping around to wherever was needed. 

A special moment for Dom was when he met an Ecuadorian student, Jessica, who spoke English and was able to converse with her and give her an opportunity to practice. His favorite moment was when he then accidentally told a girl next to her “necesitamos poner gatos (cats) en sus ojos” when he meant to say gotas (drops), and Jessica could not stop laughing. While Robert loved translating good news for all of the children, his favorite moment of the day was when Dr. Silbert asked him to translate for a child that her new glasses were going to change her life. This moment really allowed him to realize the impact that our caravan is able to have, and is something that he will always remember and be grateful for. 

While at a certain point we had gone through every kid in the school, 482, we were still 18 kids short of our goal of 500. So our team went outside the school onto the street, asking parents if their kids wanted free eye care. We were even able to see the children of the police officer who had been escorting us all week. Through this hard work we exceeded our goal of 500 and saw 524 kids and gave out 131 pairs of glasses, which is a new record. Hearing this on the bus was a teary moment, but it was also sad to reflect on the fact that almost a third of the children need glasses and some only get them as teenagers, having gone most of their lives seeing the world blurry. 

After putting in the last drops in the kids eyes, and cleaning up the room while the doctors finished up, we headed to the soccer field for a game with a couple of the students from the school as well as other people from our team like Edisson and Luisa. To Dom’s dismay, and Robert’s excitement, the game was not even close (thanks to Jaime – a star athlete and Profesora Moscardo-Valles’ son). While our days are filled with hard-work, we’re grateful for the luxury of being able to relax and have fun as a group in the evenings. We dine at fancy restaurants, shop for cute sweaters, and enjoy the amenities of our beautiful hotel. We eat well, laugh too much, and sleep ok… As Dominic and Robert write this, they are showering and getting ready to wear their colorful sweaters adorned with alpacas, and go to a surprise dinner at a bougie restaurant.

Robert Britt ’24

¡Hola! Me llamo Robert y soy miembro de la clase de 2024 en el departamento de español y portugués. Soy de Las Vegas, Nevada y ¡estoy muy emocionado por conoceros en esta clase!

Aquí en el campus, soy un tutor de McGraw y también un Peer Academic Advisor in Mathey College. También, soy un Peer Health Advisor y, por eso, soy parte del grupo de la salud del sueño. Trabajo con el programa de lengua inglesa de McGraw como un compañero de conversación para los alumnos de posgrado que todavía están aprendiendo el inglés. Fuera del campus, enseño un curso de inglés como segunda lengua con YWCA un día cada semana para adultos en nuestra comunidad que quieren aprender el inglés. En mi tiempo libre, me encanta explorar lugares nuevos, probar comida nueva, pasar tiempo con mis amigos, caminar en la naturaleza, y aprender lenguas nuevas. Después de Princeton, no he decidido exactamente la carrera que quiero, pero mis intereses están ubicados en la salud mundial, la lingüística, las lenguas romances, y también los estudios latinoamericanos. Espero que este curso me enseñe mucho sobre estos temas y mejore mi entendimiento de la cultura y la medicina de Ecuador.