En las últimas décadas, la población hispana ha crecido desde un nivel del 10,3% en 1995 a lo del 18,7% en 2020. El clima político ha cambiado mucho con este crecimiento de población de una manera negativa, transformando la deshumanización de inmigrantes en algo diario. Las comunidades inmigrantes son algunas de las más vulnerables del país, especialmente con respecto al trabajo. En este artículo, me voy a enfocar en esta parte clave de la experiencia humana y cómo interactúa con la comunidad hispana de Princeton.

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Princeton nos da un ejemplo de una comunidad hispana que florece a pesar de todo; es una comunidad única en comparación con el resto de EE.UU. Específicamente, Princeton tiene muchos recursos para sus residentes que otras comunidades no tienen. Lilian Chipix nos explica cómo estos recursos se extiende a las familias, en este caso en relación con la vivienda:

 

“Este, que es una organización, no sé si es organización, pero es HIP, se llama HIP, y ellos pues me ayudaron demasiado cuando también yo necesitaba de un lugar para vivir. Ellos hicieron un gran cambio en mi vida, en la de mis hijos, porque de hecho, cuando yo conocí a ellos tenía, prácticamente yo estaba en la calle. No tenía un lugar en donde estar con mis hijos.”

Es decir, algunos residentes hispanos de Princeton se sienten muy bienvenidos en la ciudad y la ven como un lugar lleno de posibilidades. Marlon Dávila, un artista de éxito aquí en Princeton, nos explica este sentido de oportunidad: 

 

“El pueblo de Princeton conmigo siempre ha sido, yo me siento muy bendecido. El pueblo de Princeton me abre los brazos con lo de mi arte.” 

Journey' muralist Marlon Davila has a story to tell | Princeton Echo | communitynews.org

Como vemos con las experiencias de Lilian y Marlon, Princeton es un lugar en el que sus residentes pueden sentirse bienvenidos. Sin embargo, Princeton no es representativo de todas las comunidades hispanas en EE.UU., pero nos provee más matiz cuando tratamos de entender sus experiencias únicas. 

Históricamente, inmigrantes en EE.UU. han ocupado ciertas áreas laborales. Con respecto a los inmigrantes mexicanos y centroamericanos, muchos han estado atascados en trabajos de agricultura, construcción y servicios. Anjélica García, una madre y residente de Princeton, habla de este fenómeno: 

 

“La mayor parte trabajan de mujeres o eso aquí cerca. Y a los hombres, unos trabajan en restaurantes y otros van a la construcción o otros de “landscaping” como mi esposa que trabaja de cortar la grama o el pasto.”

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Estos trabajos a menudo son peligrosos y ocurren en condiciones difíciles, como Anjélica continúa a describir:

 

“A veces pongo a ayudar a planchar las camisas, a retocar cuando no salen bien como de los puños, cuellos, acá. Muchas compañeras se le hace muy difícil, solo van un rato y se le hace muy difícil porque tiene que tener mucho cuidado para no quemarse con el ‘steam,’ que es un vapor caliente o que te llegue, porque allí en verano, si es muy caliente adentro, no hay aire acondicionador. Es muy caliente, tiene que usar ventilador, sí.”

Además, estos trabajos pueden ser segregados por la raza, especialmente en los servicios y restaurantes. Es muy común para los trabajadores hispanos ser cocineros y lavaplatos, posiciones pero pagadas, mientras los trabajadores blancos ocupan posiciones más visibles al público como camareros, una posición mejor pagada.

Desafortunadamente, requiere mucho esfuerzo para vencer estas barreras y obtener mejores trabajos. Cómo podemos ver por la experiencia de Levi, puede ser difícil obtener educación debido a factores como la falta de papeles:

 

“Entonces estuve estudiando allí. No sabía ni idea que quería estudiar. Solo dije, ok, deme cualquier cosa y haré ‘computer graphics.’ De allí empecé a estudiar ‘computer graphics’ y sabiendo que aunque me graduara no me iba a servir para nada porque no podía trabajar en un lugar que, obvio, sin el social no puedes trabajar.” 

Mercer County Community College - MCCC Campus Tour

Otras veces, alguien necesita trabajar mucho para mantener una familia, como podemos ver con la experiencia de Lilian Chipix:

 

“[Lilian]: Así que desde el 2015, los dos trabajos me salieron al mismo tiempo. Uno por la mañana, que es el de cocinar a los niños en una escuela, y el otro en la tarde, que es de cuidado de niños después de la escuela. Ese es el trabajo que tengo desde el 2015 hasta el día de hoy. 

[Cesia]: Y entonces, en ese punto, tenía dos trabajos al mismo tiempo, ¿verdad? 

[Lilian]: Sí, tenía, bueno, en ese entonces, del 2015 para el 2018, yo tuve tres trabajos.” 

En otros casos, unas personas se aprovechan de sus habilidades para ganar dinero, como describe Alex Pimentel, un vendedor de chocolates en Princeton: 

 

“Pero anteriormente, desde pequeño, creo que tenía esa cosa de vender. Porque, por ejemplo, los colegios en Perú son distintos a los colegios de acá. Por ejemplo, tú vas a un colegio en Perú y afuera hay como un mercado. La gente vende helado, galletas, pececitos, animalitos, juguetes. Entonces, cuando yo salí de mi escuela, compraba distintos juguetes de lo que no veía en el colegio de mi hermana. Entonces, yo compraba bastantes y se los daba a mi hermana.”

El trabajo es un tema complicado. Aunque muchos problemas sistémicos persisten en la población hispana, es imperativo que entendemos los matices de las vidas individuales y no ofuscamos los muchos éxitos de personas en estas comunidades. Sin embargo, para destacar estos éxitos, necesitamos entender lo que sucede con demasiada frecuencia para limitar las oportunidades de muchos hispanos. 

Rally Against Wage Theft at Princeton 7-Eleven ⋆ Princeton, NJ local news %

En EE.UU., los trabajadores hispanos especialmente enfrentan injusticias en lugar de trabajo como el robo de salarios más frecuentemente que sus colegas blancos y afroamericanos. Según un estudio en Baltimore, Maryland, el robo de salarios en la comunidad hispana es muy común, especialmente en el paisajismo. Es decir, el problema es nacional. En Princeton, ha habido algunos incidentes de robo salarial en la última década que han llamado la atención de la comunidad. Por ejemplo, una manifestación ocurrió fuera de 7-Eleven en 2016 después de un crimen en el que algunos empleados no recibieron todo su salario después de firmar un contrato injusto. Jorge Narvaez, un oficial de policía en Princeton, nos describe una experiencia con este tipo de explotación:

 

“Y yo tuve dos casos. Uno de ellos era un latino con un latino, y otro era un europeo, no sé de qué país, de Yugoslavia, uno de estos países, Albania. Él es contratista, él remodela casas, hace casas, y emplea una gran fuente laboral de latinos. Y una vez yo estaba hablando con un señor de Guerrero, en México, en un estacionamiento. Después de tener encuentros con la gente, a veces se me acercaban y hablaban, y él me dice, mire, me dice, porque creo que a este señor le había pasado y yo le ayudé a que le pagaran, pero era muy poco el dinero que se lo pagaron. Entonces, mire, tengo un amigo que le pasó lo mismo, por ahí le dieron 2.300 dólares y él dejó de trabajar, y siempre que él va donde la persona, le dice que mañana, que se espere. Entonces, le digo, ok, dile que venga, que me dé sus datos, y yo abro una investigación.”

Es claro que el robo de salarios es un problema en todo el país, pero la explotación se manifiesta de otras maneras también. Por ejemplo, barreras lingüísticas y raciales pueden complicar las relaciones entre jefes y trabajadores, a veces culminando en abuso verbal y trabajo físicamente exigente. Oportunidades para residentes hispanos pueden existir en Princeton, pero es imperativo entender que estas oportunidades no son iguales sino que requiere mucho esfuerzo y más que un poco de suerte. 

Aunque las barreras todavía existen en Princeton para muchos hispanos, hay una gran cantidad de historias de personas que han vencido estos desafíos y contribuyen a su comunidad por sus trabajos. Estas contribuciones se pueden ver con la experiencia de Levi Guerrero, un estudiante y maestro en Princeton, quien siente una responsabilidad para ayudar a su comunidad:

 

“Tenemos que romper ese ciclo. Y para mí lo personal es mi responsabilidad. Mi responsabilidad porque crecí, tuve un privilegio de crecer aquí. No tuve el privilegio de ser blanco o saber el idioma, pero sí tuve el privilegio de ser hombre y crecer aquí. Es un privilegio y cuando uno se da cuenta de eso, entonces, ok, necesito hacer algo para que otras personas sobresalgan y no mantener ese ciclo.”

Arts Council of Princeton : Adult Classes

Cuando Levi habla de su sentido de responsabilidad, no es único; Princeton tiene una comunidad hispana floreciente con muchos miembros dedicados a los mismos logros. Sin embargo, Princeton no es representativa del país en general con respecto a las oportunidades de trabajo para comunidades hispanas, pero esto no es una desventaja. Podemos ver los éxitos de la comunidad, como la educación de Levi, el negocio de Alex y el arte de Marlon. De otra mano, podemos ver los desafíos de Anjélica, Lilian y el trabajador latino que Jorge ayudó en el lugar de trabajo. Cuando tratamos de entender los dos, tenemos una imagen más matizada y compleja de las comunidades hispanas en EE.UU.