Voces de la Diáspora

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‘Es un gran privilegio estar en Princeton’: Perspectivas latinoamericanas sobre la vivienda

 

*Volante con información sobre alquileres asequibles en Princeton / Imagen de Affordable Homes New Jersey*

En cualquier pueblo, los boletines y postes telefónicos cuentan la historia de la comunidad. Día tras día, los vecinos siguen agregando carteles y panfletos, creando una especie de colección dinámica. ¡Desfile del 4 de julio este sábado! ¿Buscas a alguien para sacar al perro a pasear? Descuento de 20% en tu primera visita a nuestro café.

Muchas veces, estas hojitas pueden parecer triviales, pero hay distintos momentos en que tienen un impacto transformador. Este fue el caso para Lilian Chipix, una inmigrante guatemalteca que actualmente sirve como directora asociada del desarrollo juvenil y participación comunitaria en el YMCA de Princeton, Nueva Jersey:

“Un día iba, pues, caminando y había un volante pegado. Creo que era para mí porque decía ‘Tenemos un apartamento disponible para una familia necesitada’. Yo llamé, hice lo que tenía que hacer y todo, y pues, todo funcionó muy bien porque sí califiqué para el apartamento”.

Durante este tiempo, Lilian y su familia estaban “prácticamente en la calle,” una situación que es sintomática del alto precio de la vivienda en Princeton. En aquel momento, ella ya tenía tres trabajos. Entonces, es fácil entender por qué aquel volante de Housing Initiatives of Princeton (HIP) y el apoyo que recibió para conseguir un apartamento asequible realmente hizo “un gran cambio” en las vidas de Lilian y su familia.

¿Por qué es tan importante la vivienda, especialmente dentro de la comunidad latina en los Estados Unidos?

A nivel cultural, la imagen de ser dueño de una casita con cerca blanca forma la base del sueño americano que imaginan muchos inmigrantes al mudarse a este país. Pero, desde un punto de vista más práctica, la vivienda también influye en casi todos aspectos de la vida, desde la seguridad física hasta la habilidad de ser asignado a una escuela con suficientes recursos para facilitar la movilidad social. De hecho, un análisis de encuestas nacionales realizados por Unidos US y el National Low Housing Coalition muestra que, en 2024, uno de cada cuatro latinos indicó que la falta de viviendas asequibles y el alto precio de alquileres están entre sus tres prioridades políticas.

Durante la última década, la tasa de latinos que son propietarios ha aumentado de 45% en 2013 a 51% en 2023. No obstante, una brecha llamativa persiste, lo cual vuelve evidente cuando uno se considera que el 72% de residentes blancos no latinos se identifican como propietarios. La situación en Nueva Jersey—donde sólo 40,1% de latinos son dueños de sus viviendas, comparado con 77% familias blancas no latinos—es aún más alarmante.

Al llegar a los Estados Unidos, los inmigrantes latinos suelen vivir en grupos, tal vez compartiendo un espacio con parientes o alquilando un cuarto dentro de una casa. Aunque esta tendencia a veces es reducida a una expresión cultural, la verdad es que tiene mucho más que ver con circunstancias económicas. La convivencia tiene distintas ventajas como cuidado para los niños, facilidad de conseguimiento sin papeles y un coste más manejable dada la incertidumbre asociada con los trabajos jornaleros y el robo salarial.

Al mismo tiempo que esta configuración ofrece una estrategia de sobrevivencia para muchos latinos, el ruido y la basura asociada con estas casas compartidas ha contribuido a una atmósfera tensa entre los inmigrantes y sus vecinos en Princeton. Como comentó Walter Luján en 1997 para una entrevista del libro Princeton Latinoamericano, estos conflictos surgen en espacios cívicos y políticos como reuniones de la municipalidad. A parte de los precios, la narrativa de Luján sigue siendo válido en el día de hoy.

“Estaban atacando a los latinos, que teníamos que mudarnos de Princeton. Entonces pedí la palabra, dije que solos no podemos pagar una casa que vale 1,500 dólares donde puedan vivir 5 personas—que es muy difícil encontrar en Princeton”, recordó Luján. “Para ustedes es muy penoso y muy incomodo ver el problema [de viviendas]. Uds. están viendo el problema, pero para nosotros es mucho más difícil porque nosotros estamos viviendo el problema. Uds. creen que no me da pena, que no me frustra […] que tenemos que hacer un listado para ir al baño, para ver quien va a cocinar, quien va a comer primero?” él continuó.

*400 Witherspoon, el complejo municipal de Princeton / Imagen de Walkable Princeton*

Para los latinos que sí buscan vivir independientemente—es decir, con la familia nuclear—la discriminación presenta otro conjunto de obstáculos. A pesar de las protecciones federales establecidas por la Ley de Vivienda Justa de 1968, los hallazgos de un estudio realizado por National Council of La Raza muestran que los latinos desproporcionadamente son víctimas del tratamiento desigual. Estas injusticias pueden tomar lugar en interacciones personales como experiencias negativas con agentes inmobilarios y los préstamos predatorios hasta políticas a gran escala (que han sido anuladas por la Corte Suprema nacional) requiriendo la muestra de documentos de ciudadanía para conseguir una vivienda.

Como la hermana de Chipix también se estableció en Princeton hace unos años, Chipix expresó que ha podido observar la importancia del estatus de documentación con relación al conseguimiento de la vivienda.

“Yo veo de que ella sí pues ha tenido experiencias uno poquito más difíciles porque ella, pues no se como explicarles. Pero ella no tiene la oportunidad de ser como documentada aquí. Y por lo mismo, ella no tiene acceso a aplicar para un lugar seguro para vivir. Así que le piden demasiados papeles que ella no tiene. Y pues, en ese sentido, ella sí más de alguna vez me ha comunicado ‘Creo que me voy a ir de Princeton. Voy a ir a otro lado porque aquí es demasiado lo que me piden'”.

Este fenómeno ha sido identificado por otros canales de noticias locales también. Por ejemplo, en un artículo publicado por Community News en 2017, la periodista Lara Norgaard compartió la historia de Susana, una inmigrante indocumentada mexicana. Ella y su pareja gastaron $140 para una evaluación de crédito, sólo para que los dueños de un apartamento en Princeton les dijeron que necesitaron un pasaporte estadounidense para completar la transacción.

Incluso después de encontrar una vivienda, los tipos de discriminación que enfrentan los inmigrantes latinos son bastante difíciles de combatir, dice Jorge Narváez, un ex-agente de policía en Princeton que inmigró desde Nicaragua. Narváez pasó un rato en Princeton Community Village, un complejo subsidiado por el gobierno federal, entonces es bien consciente de la importancia de la vivienda.

“En cuanto a los alquileres, para nosotros es difícil porque eso sí, no es criminal. Eso sería un caso civil que tiene que ventilarse a través de—La persona tiene que ir a corte. […] La mayoría del problema es que no hay un contrato firmado. Y esta gente, los que rentan, los dueños, ellos saben. A uno le conviene […] porque una vez que tiene por escrito, tú vas a corte, él no puede negar que arrendó el lugar a la persona. Entonces, la policía no se puede involucrar porque es un caso civil, no es criminal”. 

Más allá de la discriminación, el asunto de la vivienda en Princeton es marcado por un debate enraizado sobre el equilibrio entre el crecimiento urbano y la preservación histórica.

“Uds. nos están echando la culpa de todo lo malo porque no quieren que construyan más en Princeton. También porque no quieren cambiar la arquitectura, sino seguir preservando”, notó Luján en la misma entrevista para Princeton Latinoamericano.

Esta tensión se ve claramente en el barrio protegido de Witherspoon-Jacksoon, una comunidad históricamente afroamericana y más recientemente latina también.

*Un mapa del barrio histórico Witherspoon-Jackson / Imagen de Witherspoon-Jackson Historical and Cultural Society*

Claudia Orostizaga, una coordinadora de cuidado de niños de familias de bajos recursos, nació en Chile pero ha pasado la mayoría de su vida en Princeton o en pueblos cercos. Por medio de conversaciones con vecinos y con los padres que recogen sus hijos de la guardería, ella es consciente del impacto de la construcción de nuevas viviendas.

“Yo creo que lo que puede decir cualquier persona, es como que hay muchos más departamentos, muchos más like infrastructures being built. Se siente un poco más poblada la ciudad. […] Yo diría que eso es como uno de los cambios más grandes. Han creado muchos departamentos, muchos edificios, pero sin la intención de mantener las comunidades que tienen aquí. Más como que ‘Gente, venga! Ven a vivir aqui!’ pero sin la conciencia de las comunidades que ya están aquí” .

Sin embargo, estos nuevos proyectos de construcción han creado oportunidades transformadoras para algunas familias. De acuerdo con la doctrina Mount Laurel establecida por la Corte Suprema estatal, cada municipalidad en Nueva Jersey tiene una obligación constitucional de proveer cierto número de unidades asequibles. Para Angélica García, este requisito la ayudó a conseguir una vivienda nueva en Avalon—un departamento ubicado en la calle Witherspoon—durante un tiempo de necesidad, ya que estaba embarazada con su tercer hijo.

“Señora Liliana Arroyo, este, como ella está encargada de eso de ayudar a la escuelas pública, dio como las hojas que aplicáramos para esa casa. Porque Avalon, departamento de Avalon, ellos tenían que darle un porcentaje a la comunidad de Princeton para vivir los, no sé como se les dice, los que están como nosotros que no teníamos donde vivir. Porque vivíamos anteriormente sobre la John. Solo era mi pareja y yo y el niño y la niña. Vivíamos como en un cuarto. Solo teníamos para nosotros nos cuatro. Y teníamos baño, compartía cocina con la persona que me arrentaba”.

Para muchos miembros de la comunidad latina en Princeton, la preocupación con la vivienda no solamente tiene que ver con el conseguimiento, sino con el mantenimiento también.

“Este, son muchos los que están viviendo sobre la John Street y la Witherspoon. Ahorita hay algo que preocupa mucho a los vecinos. Hay una señora que se llama Cheryl, también ella es de España. Con Liliana Arroyo, Verónica Olivares, se reúnen y tienen abogados que no están cobrando para ayudar a muchos que viven en la Witherspoon y van a ser afectados por la nueva construcción. Y, el señor que es dueño ahora de esas casas que él compró para construir nuevo, porque dice que va hacer locales abajo para que él rente para que pueda vender. Va ser para que vendan cosas y arriba va ser para que renten. Entonces, hay varios vecinos que están muy preocupados porque no tienen, este, un hogar o a dónde van a irse.”

La construcción a que se refiere García es parte de un plan propuesto por Hillier Properties, aunque los dueños del proyecto todavía faltan el último permiso que necesitan para empezar con la renovación. En discursos públicos, el grupo Hillier ha prometido que los vecinos no tienen ninguna razón por preocuparse y que ellos mismos van a asegurar que los vecinos tienen un lugar para vivir. Por otro lado, los abogados de la empresa han sido reticentes a la hora de poner estas afirmaciones en escrito, lo cual es frustrante para líderes  comunitarias como Arroyo y Olivares.

*Propuesta para el proyecto de Hillier Properties en la calle Witherspoon / Imagen de Studio Hillier*

Aún con estas quejas, ‘Princeton’ es sinónimo de ‘casa’ para un número creciente de latinos.

“Yo no creo que podría mudarme a otro lugar. Porque yo oigo de otros lugares, donde tal vez las cosas sean, tal vez más, no sé si más fáciles ¿verdad?, pero más accesibles. Pero yo siento que yo no me movería de Princeton. Si lo tendría que hacerlo, haría a obligada, pero yo no me movería de Princeton porque me gusta”.

A final de cuentas, Chipix describió la habilidad de estar en Princeton como “un gran privilegio estar”. Tanto por las barreras y las oportunidades que esta comunidad ofrece, parece que ella tiene razón. 

Trabajo: Una historia de éxitos y desafíos de la comunidad hispana en Princeton

En las últimas décadas, la población hispana ha crecido desde un nivel del 10,3% en 1995 a lo del 18,7% en 2020. El clima político ha cambiado mucho con este crecimiento de población de una manera negativa, transformando la deshumanización de inmigrantes en algo diario. Las comunidades inmigrantes son algunas de las más vulnerables del país, especialmente con respecto al trabajo. En este artículo, me voy a enfocar en esta parte clave de la experiencia humana y cómo interactúa con la comunidad hispana de Princeton.

Witherspoon-Jackson Historic District, Princeton, NJ 2024 Housing Market | realtor.com®

Princeton nos da un ejemplo de una comunidad hispana que florece a pesar de todo; es una comunidad única en comparación con el resto de EE.UU. Específicamente, Princeton tiene muchos recursos para sus residentes que otras comunidades no tienen. Lilian Chipix nos explica cómo estos recursos se extiende a las familias, en este caso en relación con la vivienda:

 

“Este, que es una organización, no sé si es organización, pero es HIP, se llama HIP, y ellos pues me ayudaron demasiado cuando también yo necesitaba de un lugar para vivir. Ellos hicieron un gran cambio en mi vida, en la de mis hijos, porque de hecho, cuando yo conocí a ellos tenía, prácticamente yo estaba en la calle. No tenía un lugar en donde estar con mis hijos.”

Es decir, algunos residentes hispanos de Princeton se sienten muy bienvenidos en la ciudad y la ven como un lugar lleno de posibilidades. Marlon Dávila, un artista de éxito aquí en Princeton, nos explica este sentido de oportunidad: 

 

“El pueblo de Princeton conmigo siempre ha sido, yo me siento muy bendecido. El pueblo de Princeton me abre los brazos con lo de mi arte.” 

Journey' muralist Marlon Davila has a story to tell | Princeton Echo | communitynews.org

Como vemos con las experiencias de Lilian y Marlon, Princeton es un lugar en el que sus residentes pueden sentirse bienvenidos. Sin embargo, Princeton no es representativo de todas las comunidades hispanas en EE.UU., pero nos provee más matiz cuando tratamos de entender sus experiencias únicas. 

Históricamente, inmigrantes en EE.UU. han ocupado ciertas áreas laborales. Con respecto a los inmigrantes mexicanos y centroamericanos, muchos han estado atascados en trabajos de agricultura, construcción y servicios. Anjélica García, una madre y residente de Princeton, habla de este fenómeno: 

 

“La mayor parte trabajan de mujeres o eso aquí cerca. Y a los hombres, unos trabajan en restaurantes y otros van a la construcción o otros de “landscaping” como mi esposa que trabaja de cortar la grama o el pasto.”

How Much Does Landscaping Cost in 2024? - GetASitePlan

Estos trabajos a menudo son peligrosos y ocurren en condiciones difíciles, como Anjélica continúa a describir:

 

“A veces pongo a ayudar a planchar las camisas, a retocar cuando no salen bien como de los puños, cuellos, acá. Muchas compañeras se le hace muy difícil, solo van un rato y se le hace muy difícil porque tiene que tener mucho cuidado para no quemarse con el ‘steam,’ que es un vapor caliente o que te llegue, porque allí en verano, si es muy caliente adentro, no hay aire acondicionador. Es muy caliente, tiene que usar ventilador, sí.”

Además, estos trabajos pueden ser segregados por la raza, especialmente en los servicios y restaurantes. Es muy común para los trabajadores hispanos ser cocineros y lavaplatos, posiciones pero pagadas, mientras los trabajadores blancos ocupan posiciones más visibles al público como camareros, una posición mejor pagada.

Desafortunadamente, requiere mucho esfuerzo para vencer estas barreras y obtener mejores trabajos. Cómo podemos ver por la experiencia de Levi, puede ser difícil obtener educación debido a factores como la falta de papeles:

 

“Entonces estuve estudiando allí. No sabía ni idea que quería estudiar. Solo dije, ok, deme cualquier cosa y haré ‘computer graphics.’ De allí empecé a estudiar ‘computer graphics’ y sabiendo que aunque me graduara no me iba a servir para nada porque no podía trabajar en un lugar que, obvio, sin el social no puedes trabajar.” 

Mercer County Community College - MCCC Campus Tour

Otras veces, alguien necesita trabajar mucho para mantener una familia, como podemos ver con la experiencia de Lilian Chipix:

 

“[Lilian]: Así que desde el 2015, los dos trabajos me salieron al mismo tiempo. Uno por la mañana, que es el de cocinar a los niños en una escuela, y el otro en la tarde, que es de cuidado de niños después de la escuela. Ese es el trabajo que tengo desde el 2015 hasta el día de hoy. 

[Cesia]: Y entonces, en ese punto, tenía dos trabajos al mismo tiempo, ¿verdad? 

[Lilian]: Sí, tenía, bueno, en ese entonces, del 2015 para el 2018, yo tuve tres trabajos.” 

En otros casos, unas personas se aprovechan de sus habilidades para ganar dinero, como describe Alex Pimentel, un vendedor de chocolates en Princeton: 

 

“Pero anteriormente, desde pequeño, creo que tenía esa cosa de vender. Porque, por ejemplo, los colegios en Perú son distintos a los colegios de acá. Por ejemplo, tú vas a un colegio en Perú y afuera hay como un mercado. La gente vende helado, galletas, pececitos, animalitos, juguetes. Entonces, cuando yo salí de mi escuela, compraba distintos juguetes de lo que no veía en el colegio de mi hermana. Entonces, yo compraba bastantes y se los daba a mi hermana.”

El trabajo es un tema complicado. Aunque muchos problemas sistémicos persisten en la población hispana, es imperativo que entendemos los matices de las vidas individuales y no ofuscamos los muchos éxitos de personas en estas comunidades. Sin embargo, para destacar estos éxitos, necesitamos entender lo que sucede con demasiada frecuencia para limitar las oportunidades de muchos hispanos. 

Rally Against Wage Theft at Princeton 7-Eleven ⋆ Princeton, NJ local news %

En EE.UU., los trabajadores hispanos especialmente enfrentan injusticias en lugar de trabajo como el robo de salarios más frecuentemente que sus colegas blancos y afroamericanos. Según un estudio en Baltimore, Maryland, el robo de salarios en la comunidad hispana es muy común, especialmente en el paisajismo. Es decir, el problema es nacional. En Princeton, ha habido algunos incidentes de robo salarial en la última década que han llamado la atención de la comunidad. Por ejemplo, una manifestación ocurrió fuera de 7-Eleven en 2016 después de un crimen en el que algunos empleados no recibieron todo su salario después de firmar un contrato injusto. Jorge Narvaez, un oficial de policía en Princeton, nos describe una experiencia con este tipo de explotación:

 

“Y yo tuve dos casos. Uno de ellos era un latino con un latino, y otro era un europeo, no sé de qué país, de Yugoslavia, uno de estos países, Albania. Él es contratista, él remodela casas, hace casas, y emplea una gran fuente laboral de latinos. Y una vez yo estaba hablando con un señor de Guerrero, en México, en un estacionamiento. Después de tener encuentros con la gente, a veces se me acercaban y hablaban, y él me dice, mire, me dice, porque creo que a este señor le había pasado y yo le ayudé a que le pagaran, pero era muy poco el dinero que se lo pagaron. Entonces, mire, tengo un amigo que le pasó lo mismo, por ahí le dieron 2.300 dólares y él dejó de trabajar, y siempre que él va donde la persona, le dice que mañana, que se espere. Entonces, le digo, ok, dile que venga, que me dé sus datos, y yo abro una investigación.”

Es claro que el robo de salarios es un problema en todo el país, pero la explotación se manifiesta de otras maneras también. Por ejemplo, barreras lingüísticas y raciales pueden complicar las relaciones entre jefes y trabajadores, a veces culminando en abuso verbal y trabajo físicamente exigente. Oportunidades para residentes hispanos pueden existir en Princeton, pero es imperativo entender que estas oportunidades no son iguales sino que requiere mucho esfuerzo y más que un poco de suerte. 

Aunque las barreras todavía existen en Princeton para muchos hispanos, hay una gran cantidad de historias de personas que han vencido estos desafíos y contribuyen a su comunidad por sus trabajos. Estas contribuciones se pueden ver con la experiencia de Levi Guerrero, un estudiante y maestro en Princeton, quien siente una responsabilidad para ayudar a su comunidad:

 

“Tenemos que romper ese ciclo. Y para mí lo personal es mi responsabilidad. Mi responsabilidad porque crecí, tuve un privilegio de crecer aquí. No tuve el privilegio de ser blanco o saber el idioma, pero sí tuve el privilegio de ser hombre y crecer aquí. Es un privilegio y cuando uno se da cuenta de eso, entonces, ok, necesito hacer algo para que otras personas sobresalgan y no mantener ese ciclo.”

Arts Council of Princeton : Adult Classes

Cuando Levi habla de su sentido de responsabilidad, no es único; Princeton tiene una comunidad hispana floreciente con muchos miembros dedicados a los mismos logros. Sin embargo, Princeton no es representativa del país en general con respecto a las oportunidades de trabajo para comunidades hispanas, pero esto no es una desventaja. Podemos ver los éxitos de la comunidad, como la educación de Levi, el negocio de Alex y el arte de Marlon. De otra mano, podemos ver los desafíos de Anjélica, Lilian y el trabajador latino que Jorge ayudó en el lugar de trabajo. Cuando tratamos de entender los dos, tenemos una imagen más matizada y compleja de las comunidades hispanas en EE.UU.

Salud: Un raro privilegio en la comunidad latinoamericana

En cada rincón de los Estados Unidos se encuentra una inmensa diversidad de individuos. Estos caminan de lado a lado, cada uno experimentando el mismo lugar pero viviendo a mundos de distancia con sus diferentes desafíos para la supervivencia. Sin embargo, la supervivencia en los Estados Unidos se vuelve cada vez mas compleja cuando se examina en el contexto del inmigrante hispanohablante. Un tema en particular que contribuye a este fenómeno es la salud. Esto es porque, aun solo superficialmente, se nota que el hispano entre la población americana tiene mas alto riesgo de contraer ciertas complicaciones del cuerpo; por ejemplo, la obesidad, diabetes, alta presión, y enfermedad crónica en los riñones o el hígado. Entonces, para observar cómo se desenvuelve esta complejidad en las vidas de estas personas, podemos enfocarnos en las vivencias de la comunidad latinoamericana que reside en Princeton, Nueva Jersey.

 

Credito de Imagen: iStock

A nivel nacional, poblaciones latinas están continuamente creciendo y ahora llegan a calificar cómo la segunda mayoría entre grupos raciales del país. Dentro de esta demográfica, hay más de 19 millones de niños hispanos viviendo en el país y la mejor parte de ellos fueron nacidos en los Estados Unidos. La relación entre el hispano y la salud en los Estados Unidos entonces comienza  a tomar forma desde el nacimiento. Ya desde el momento en que una madre entra en parto, la idea de recursos se vuelve extremadamente relevante porque se genera la necesidad de acceso inmediato al cuidado medico. Ademas de recursos, la accesibilidad y la comodidad se debe de tomar en cuenta para cuidos tan delicados como este. Este es el caso para habitantes del barrio Witherspoon-Jackson en Princeton, donde se encuentra una numerosa comunidad de latinos y donde hay mucho sentimiento por lo que antes fue el Hospital de Princeton.

 

Rotulo del Hospital de Princeton antes de su demolición – Credito de Imagen: University Medical Center of Princeton

 

“Yo nací Febrero 19 del 1974, en Witherspoon Street en el Hospital de Princeton–que ya no existe aya, ya no esta aya.”

 

El Hospital de Princeton fue una institución que a muchas personas latinas de la comunidad, como Marlon Davila, les dio la oportunidad de pasar su nacimiento en este mismo barrio. Para las familias de Witherspoon-Jackson, era un lugar de refugio y el recurso de preferencia para “dar luz a sus bebes, establecer cualquier hueso roto, y tratar sus males.” Aun así, como lo cuenta Davila, el edificio “ya no existe aya, ya no esta aya” porque fue demolido en el 2014 y el mismo sitio fue ocupado por un complejo de 280 apartamentos en su lugar. Esta perdida en la comunidad se conecta directamente con las barreras que enfrentan los latinoamericanos en Estados Unidos cuando se trata de la salud. De hecho, a comparación con las personas blancas, inmigrantes hispanos corren riesgos mas alto de recibir tratamiento injusto por parte de proveedores de salud. En muchas de estas ocasiones se han dado a causa del color de su piel, identidad étnica, o habilidad de hablar Ingles. Facilidades que crean confianza, especialmente para barrios como Witherspoon-Jackson que dan hogar a mucho individual latino, terminan siendo importantes para contrarrestar esta racialización de la salud. Ademas de estas incomodidades que persiguen al hispano, hay otras disparidades que persisten en estas poblaciones y afectan sus experiencias con la salud.

 

Una de estas disparidades es el acceso limitado a ciertos trabajos. En la fuerza laboral del país, específicamente, se encuentran 27 millones de trabajadores inmigrantes. Entre ellos, la probabilidad de que uno de ellos fuera hispano termina siendo más alta de que si fuera blanco. Encima de esto, hay una proporción alta de inmigrantes que se documenta en trabajos que requieren mas manualidad y esfuerzo como la construcción, agricultura, y servicio. Este es  exactamente el narrativo que se encuentra en comunidades latinoamericanas como las de Princeton. Un ejemplo en particular de estos patrones es lo que habla Walter Luján en una reunion en el Township de Princeton:

“Usted va a cenar en un restaurante, al Annex o lo que sea. Usted ve los meseros, ve a los gerentes, ¿Qué  es lo que ve? Americanos. OK… Váyase atrás en la cocina y, ¿quienes son los que están ayudando al cocinero, de dishwasher; quienes son los que hacen la limpieza?” 

Credito de Imagen: Princeton Latinoamericano / Latin American Princeton

Igualmente, Anjélica Garcia confirma que esta es una realidad tan común que hasta se puede llegar a hacer generalizaciones. Así como ella lo ha visto, testifica sobre los que parecen ser los trabajos mas usuales para los hispanos empleados en Princeton.

 

“La mayor parte trabajan de mujeres o eso aquí cerca. Y a los hombres, unos trabajan en restaurantes y otros van a la construcción o otros de “landscaping” como mi esposo que trabaja de cortar la grama o el pasto.”

 

Las palabras de Walter y Anjelica en combinación demuestran que hay un mismo patrón a nivel nacional y también a nivel local: al inmigrante hispano en los Estados Unidos se le ha dado el trabajo más arduo y al mismo tiempo el mas peligroso. Ciertamente, es por eso que la mitad o un 53% de adultos hispanos reportan que una de las razones mayores por las cuales ellos llegan a ver resultados negativos en su salud, es por los riesgos que corren en su trabajo. En sitios de restaurante, construcción y jardinería, hay demanda física y peligro de lesión. En unas instancias hay riesgo de quemadura y cortadura, y en otra se arriesga el individuo con maquinaria pesada y alturas peligrosas. El peligro no solo existe en los trabajos del hombre hispano sino también en las condiciones del trabajo de la mujer en Princeton como lo presenta Anjélica.

 

“A veces pongo a ayudar a planchar las camisas, a retocar cuando no salen bien como de los puños, cuellos, acá. Muchas compañeras se le hace muy difícil, solo van un rato y se le hace muy difícil porque tiene que tener mucho cuidado para no quemarse con el ‘steam,’ que es un vapor caliente o que te llegue, porque allí en verano, si es muy caliente adentro, no hay aire acondicionador. Es muy caliente, tiene que usar ventilador, sí.”

 

Ademas de los peligros físicos de los trabajos más accesibles para el latinoamericano en los Estados Unidos, también hay peligros psicológicos. Por instancia, el hispano con redes profesionales que son limitadas puede pensar que solo tiene ciertas opciones de empleo; ósea, las que involucran más rigor. Esto acontece aun en situaciones cuando la persona califica para posiciones mas estimulantes. El individuo entonces se predispone a una debilitación de su salud mental, dado a insatisfacción con las demandas poco desafiantes de su trabajo.  Todos estos factores en combinación con la falta de documentación legal, poca aculturación, y problemas de familia muchas veces culminan en depresión y ansiedad. Las circunstancias se tornan aun mas severas cuando esto contribuye a incidencias de alcoholismo en la población latinoamericana de los Estados Unidos. De acuerdo con el testimonio de Jorge Narvaez, esto mismo se puede observar en las comunidades latinoamericanas de Princeton también.

 

 

“Me vine a dar cuenta de eso quizás en mis últimos 10 años en la policía: hay un grupo de personas que pasan por una depresión severa y es de dónde viene el alcoholismo. Eso a mí, yo estoy más que claro que muchos de ellos es el hecho de no estar en su país, el hecho de no poder ayudar, muchos factores que [por los cuales] recurren al alcoholismo.” 

 

Lilian Chipix, la directora asociada del desarrollo juvenil y participación comunitaria en el YMCA de Princeton, también presenta sobre cómo el alcoholismo llego a afectar su vida familiar.

 

“Nosotros con el padre de mis hijos, nosotros nos separamos en el año 2012. Las cosas no pudieron seguir, pues el tenia mucho problema de alcoholismo entonces no pudimos seguir juntos.”

 

Ademas de los efectos negativos psicológicos que se asocian con el alcohol y especialmente con situaciones como la de Lilian, Jorge habla de consecuencias del alcoholismo que son mucho mas severas fisicamente.

 

“Y me sorprendió porque el era un señor trabajador, siempre lo miraba–el trabajaba para unos señores afroamericanos que tenian un negocio de cortar grama y el era uno de los trabaderos. Y siempre yo lo mire que era una persona responsable. Si, talvez tomaría socialmente los fines de semana socialmente los fines de semanas pero nunca llegue a creer que hubiese llegado al punto de que quedo en la calle.

Entonces, empezamos a buscar, lo habían visto en un parque detrás de Community Park que se llama Mountain Lake. Con un detective, empezamos a rastrear toditito a ver si daba un indicio. Encontramos algunas personas que vivian en el parque. Había uno que se llama Juan Guerra, no se si estará vivo el, pero que el decía que lo había visto aquí pero estaba por aquí.

Entonces la cosa es que como a los dos días, empiezo a caminar por aqui por Leigh Avenue y Jones Street y estaba empezando a tocar algunas casas para pedir informacion que si lo habían visto. Entonces, un señor llega y me dice ‘quiere hablar conmigo?’ Es un americano… agarre a explicarle que desapareció alguien, esta la foto de el. Entonces me dice el, ‘yo no he visto’ me dice ‘pero talvez deberías de ir a chequear una casa que esta abandonada’ me dice ‘allá detrás por la 206, porque he escuchado que allí muchas veces llegan personas a meterse a tomar y se encierran en esa casa abandonada.’

Y, efectivamente, fue allí. Enquanto ingreso, allí estaba el señor sentado, muerto.”

 

Es evidente que el alcoholismo lleva a consecuencias desastrosas, por lo cual es important notar que hay una disparidad en las comunidades donde se ocasiona. Es decir que los hombre hispanos, por ejemplo, están entre las estadísticas mas altas de mortalidad relacionada con el alcohol. Por esta razón es que se miran tantos casos y tantas víctimas de esta enfermedad en la comunidad latinoamericana de los Estados Unidos, hasta en Princeton.

 

Otro factor que afecta el acceso del hispano a una salud de calidad es el seguro medico. En Estados Unidos, el acceso a seguro médico es regulado a través de leyes que determinan la elegibilidad del solicitante, el cual tiene que estar “legalmente presente” en el país. En Princeton,  aún hay inmigrantes latinos que viven con el temor de deportación; entonces, se hace menos probable que tengan la documentación para satisfacer la definición de un inmigrante “legalmente presente.” Esto causa que el hispano quede vulnerable, sin opción de ayuda en el caso que no logre pagar por el cuido medico que necesita.

 

Sin embargo, entre tanto desafío con el seguro medico, también hay ayuda para mantener la salud de la comunidad latinoamericana en Princeton. Anjélica Garcia, por ejemplo, habla de la ayuda que ella recibió de parte de grupos en el municipio cuando su esposo estaba enfermo con COVID-19 y necesitaba conseguir cierta medicina. Específicamente, ella se refiere a PMA (Princeton Mutual Aid): un grupo con la misión de conectar a gente de la comunidad a través de mutua ayuda a las necesidades. Ademas de esto, a través de volantes y folletos que son compartidos en juntas religiosas y eventos sociales, ella dice que se riega la palabra sobre oportunidades de ayuda con pagos para servicios medicos. Aunque si hay muchas dificultades, estos recursos pueden ayudar a familias latinoamericanas a vivir sanamente en Princeton.

 

 

“Los niños y ellos tienen su como eso de salud medico, su seguro, y los llevamos a sus fisicos y todo porque la escuela lo pide… Si, pero, como vivir aquí en Princeton para nosotros es algo muy bonito.”

 

Hay muchas barreras a la supervivencia del latinoamericano en los Estados Unidos, especialmente cuando se trata de la salud. Aun así, hay comunidades de hispanos como la de Princeton que buscan sobrepasarlas y seguir adelante a pesar de todo.

La búsqueda del sueño americano a través de la educación

Muchas personas migran a los Estados Unidos de América para probar suerte con el sueño americano. Para las familias que migran, el sueño americano se ve diferente para los padres y los hijos. Los padres suelen realizar trabajos más pesados ​​para poder mantener a sus familias y alentar a sus hijos a concentrarse en la escuela. Para la comunidad latina, la educación ha sido considerada el camino hacia un futuro mejor. De hecho, alrededor de 9 de cada 10 latinos estarían de acuerdo en que la educación es importante para tener éxito en la vida. Dado que la Decimocuarta Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos protege el derecho a una educación pública independientemente del estatus de ciudadanía, se supondria que la educación es de hecho una oportunidad que no discrimina, justa, y que esta oportunidad de autorrealización está realmente disponible para cualquiera. Esta mentalidad, sin embargo, no podría estar más alejada de la verdad cuando se trata del acceso equitativo a la educación en todo Estados Unidos y en una ciudad suburbana de Nueva Jersey: Princeton.

As immigrants, our greatest dream is the American Dream - El Tecolote
cortesía de El  tecolote
Ocupando el segundo lugar entre los mejores distritos escolares de Nueva Jersey y entre los cuarenta mejores distritos escolares de Estados Unidos, el Distrito de Escuelas Públicas de Princeton cuenta con cuatro escuelas primarias, dos opciones de escuela secundaria, y una preparatoria pública. Dado que la preparatoria es donde comienza el proceso de solicitud de ingreso a la universidad y donde las conversaciones sobre el futuro y los planes de posgrado se vuelven más serias, las tasas de graduación y la inscripción en la universidad a menudo se consideran métricas de éxito. En Princeton High School, el 95% de los estudiantes se graduaron y el 87% se matricularon en la universidad, pero tras una inspección más cercana, estos números no reflejan la experiencia de cada individuo en la escuela secundaria, ya que las diferentes razas y orígenes étnicos tienen diferentes tasas de graduación. Solo el 86% de los latinos se graduaron de Princeton High School en 2022, lo que tiene una brecha similar a la tasa de graduación nacional en general y a la tasa nacional de graduación de estudiantes latinos.

¿Por qué la diferencia? Aunque la tasa de graduación de la escuela secundaria y la inscripción son importantes, la educación no comienza en el nivel de la preparatoria. Es importante comprender los diferentes fundamentos y desafíos que enfrentan los diferentes grupos de estudiantes como resultado de factores fuera de su control.

Educación temprana: fundamentos y desafíos

Poster celebrating Latinos & Education - I'll be on Panel w/Edward James Olmos - Favianna.com
cortesía de Favianna
La motivación de un estudiante comienza en los años de la escuela primaria. Se supone que los estudiantes deben poder aprender mediante la colaboración con sus compañeros y maestros, pero también aprender a socializar y más sobre el comportamiento público. Pero, si es estudiante que no puede hablar el idioma de instrucción, en este caso el inglés, se resultará mucho más difícil poder obtener todos los beneficios de una educación primaria. Marlon Dávila, quien era estudiante de Princeton Public School Systems notó cómo cuando llego a la edad de ocho años, no había clases de ESL y era difícil alcanzar a los demás estudiantes.

 

“Vine acá a los ocho años, no había clases de ESL. Entonces yo empecé a estudiar en Guatemala y no podía hablar inglés. Entonces a los ocho años en tercer grado era muy difícil para mí… para avanzar y llegar al mismo nivel donde estaban todos los estudiantes. Y lo que pasó fue que me tuvieron que detener atrás. Y para mí eso fue muy vergonzoso. No me gustó esa idea.”

Mientras los estudiantes están ocupados tratando de ponerse al día académicamente, a menudo se sienten abrumados: no sólo no pueden aprender, sino que no pueden hacer amigos a menos que también hablen español. Esto aleja aún más a los estudiantes de sus compañeros de otros orígenes y nacionalidades. Si los estudiantes latinos se mantienen reservados y no participan ni interactúan activamente con otros estudiantes, es posible que sigan existiendo prejuicios y estereotipos. Claudia Orostizaga recuerda que ella era la única estudiante hispana y siempre estaba con una amiga que también era hispana. Ella compartió cómo su hermana tuvo un tiempo mas dicil con esto aunque ambas enfrentaron declaraciones y comentarios discriminatorios que les dijeron.

 

‘”¿Puede expandir más en la experiencia de ser la única estudiante no blanca en la escuela en Patterson o en Wayne?”’

“En Wayne, sí, entre vivir en Patterson y ir a la escuela. Bueno, de cierta manera, uno a esa edad, antes de tener como 10 años, no me daba cuenta mucho. Como que yo estaba así con mi otra amiga hispana, entre las dos, así pasamos todo el tiempo, y sí tenía otros amigos, pero igual, cuando yo recuerdo ese tiempo,yo sé que era raro que los otros niños como que no se acercaban mucho a nosotros. Y también mi hermana mayor experimentó peores cosas, como los niños eran más grandes, decían cosas unas veces un poco feas, como yo creo que una vez le dijeron a ella, como que estaban hablando de como, “¿Qué carrera crees que tus compañeros van a tener en el futuro?” Y alguien dijo que, “Oh, el avale puede ser que sea un cleaning lady o algo así.” O que me habían, una vez hubo un debate de como racial profiling in Arizona, when that was happening, yo estaba en quinto, y como alguien me dijo, “Bueno, tú no estarías a favor de eso, por supuesto, porque tus papás son ilegales también, ¿verdad?”’
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Si un estudiante no se siente cómodo o bienvenido, ¿como lo va a disfrutar la escuela? ¿O por qué querrán seguir yendo? Las respuestas son que no disfrutarán el estudio y querrán abandonarlo. Esto se puede ver en la tasa de deserción escolar de los estudiantes latinos. Por lo general, a los estudiantes no se les permite abandonar la escuela antes de la preparatoria, y es por eso que de ahí es la información, pero este porcentaje es la culminación de las barreras de antes y la deserción de los latinos sigue siendo mayor que la de sus compañeros blancos y asiáticos.

Community Park Elementary - Princeton Public Schools
cortesía de Princeton Public Schools
Community Park School es una escuela de doble inmersión, en la que los estudiantes pueden aprender tanto en inglés como en español; pero hay cuatro escuelas primarias en Princeton lo que significa que hay estudiantes sin este recurso. A escala nacional, la implementación de un programa de doble inmersión requeriría un aumento significativo en la financiación de las escuelas públicas de todo el país y también plantea diferentes conflictos de intereses en cuanto a adaptarse a un grupo de inmigrantes más que a otro si existe una segunda lengua estandarizada para la doble inmersión. Un método más “simple” es la implementación de clases de ESL, como se esta realizando en Princeton High School; sin embargo, el hecho de que se implementen no significa que sean un éxito. Las clases de ESL se imparten de una manera que los estudiantes no pueden integrarse completamente en el ambiente escolar.

 

La preparatoria y las oportunidades

Además, tener que estar en clases de ESL no solo coloca a los estudiantes en una clase separada del resto de la escuela, sino que también está creando una desigualdad sistémica durante un momento crucial en el que los estudiantes comienzan a imaginar su futuro.

‘”Aunque ahora que está en la high school es muy competitivo, ¿no? Entonces, a veces eso es muy… Cansa mucho, ¿no? Estresa mucho, ¿no? Y esa es la única parte que no me gusta, Pero creo que es el estándar acá, ¿no?”

“Sí.”

“Entonces, eso es su proceso que tiene que pasar.”‘

Si los estudiantes tienen clases específicas de ESL, es probable que no puedan aprovechar los cursos AP y de colegio. Princeton High School cuenta con una matrícula de cursos AP alta, pero para los estudiantes latinos, el porcentaje de estudiantes es sólo un poco más de la mitad del porcentaje de estudiantes blancos.

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cortesía de Princeton Public Schools
Aparte de los cursos de ESL (ya sea por falta de infraestructura o por una infraestructura ineficiente), hay otros factores que históricamente han contribuido a la falta de éxito y la privación de derechos de los estudiantes latinos. Levi Guerrero, quien es parte de la comunidad de Princeton y se mantiene activo en el mundo educativo, recuerda cómo estuvo muy involucrado en la escuela y recibió un premio que solo recibieron veinte estudiantes de la escuela; sin embargo, su condición de indocumentado fue un problema para él y sus hermanos mientras buscaban un nivel superior de educación.

‘Community Park Elementary School, después fui a la Middle School y al final fui a Princeton High School, que recibí el Gold Key Award, que solo se lo dan a 20 alumnos en ese entonces. Y obvio, académicamente hice bien, pero hice más bien estando en clubes que daban la comunidad, como hice LAMP, Leadership Among Cultural People, hice Pasión Latina, que íbamos a las escuelas a bailar y todo lo cultural, sobresalí.

Y después era muy difícil para mí para ir a la universidad porque no tenía los papeles, y eso siempre lo supe. Entonces apliqué a Rutgers sabiendo que no tenía los papeles y luego ya sabía, me regresaron el papel que,

“Oh, no tenemos su Social Security Number.” Y obvio, no lo mandé.

Y entonces me fui a Mercer Community College, lo cual me dieron un 99 number, que es solo un número y que no existe, técnicamente, solo para estudiar ahí. Puedes estudiar, pero técnicamente no existe porque es un 999. Entonces estuve estudiando ahí. No sabía ni idea que quería estudiar, solo dije,

“Ok, deme cualquier cosa y haré Computer Graphics.” De ahí empecé a estudiar Computer Graphics y sabiendo que, aunque me graduara, no me iba a servir para nada porque no podía trabajar en un lugar, que obvio, sin el Social no puedes no puedes trabajar.’
Para muchos estudiantes en una posición similar, su camino puede no ser similar al de Levi. No dejó que su estatus migratorio definiera su participación en la escuela secundaria, pero en sus palabras “no me iba a servir para nada” sin un número de seguro social. Si los estudiantes comparten esta mentalidad y dejan que interfiera, realmente no tiene sentido esforzarse mucho en la escuela y en el ámbito educativo si no pueden encontrar un trabajo bueno.

¿Vale la pena la educación?”

Si hay tantas barreras fuera del control para acceder a la educación, ¿debería seguir siendo parte del sueño americano?

Navigating the Maze of Higher Education - Latino USA
cortesía de Latino USA
Es importante reconocer que muchos inmigrantes provienen de países donde la educación era potencialmente menos accesible lo que hace que la educación en los EE. UU. sea una oportunidad única que creen firmemente que debe aprovecharse. Jorge Narvaez fue a una escuela católica y luego postuló a una escuela diferente que incluso requería un examen de ingreso.’Normalidad era ir al colegio, regresé a otra escuela semi-privada, ahí cursé el tercero y cuarto grado. Después decide aplicar a un colegio católico de una orden escolapia que está basada en Italia, pero es muy predominante, o era, no sé si todavía en España, en Valencia particularmente. Entonces los sacerdotes del colegio todos eran españoles. Entonces aplicaba ahí, había un proceso, un examen de admisión para ver si uno podía ingresar, lo tomé, lo pasé y ingresé ahí al quinto grado. Y me quedé hasta el tercer año de secundaria.’

Ignacio Portilo, afirmó que “pero al menos estamos sacando adelante a los hijos.” (Princeton Latinoamericano 1999)

De hecho, incluso continúa diciendo que “nosotros vamos a hacer lo que podamos para que siga estudiando” (Princeton Latinoamericano 1999)

en referencia a su hija y su educación continua. Sus palabras reflejan cómo las familias hacen sacrificios y se comprometen a garantizar que la educación siga siendo una prioridad para las generaciones venideras.


cortesía de Princeton Latinoamericano 1999
En última instancia, incluso si Princeton o los EE.UU. en su conjunto no se encuentran en una posición perfecta en este momento en lo que respecta a su estructura educativa, de todos modos se han logrado avances. Por ejemplo, Levi compartió cómo tuvo dificultades para postularse a universidades debido a su condición de estudiante no documentado, pero aún así pudo navegar el sistema a través del trabajo duro y el apoyo. Además, Anjélica García mencionó cómo su hija fue muy afortunada de asistir a un campamento de arte en la comunidad y cómo en su iglesia y en la escuela secundaria la gente comparte información sobre cómo estudiar.

‘Y estamos muy agradecidos de lo que nos brinda como las personas como la señora Verónica. Esta vez, la semana pasada que fue de vacaciones para los niños de Semana Santa, ella habló con Erin, que está encargada de la casa, y que había dos becas para dos niñas y una de ellas fue como mi hija afortunada para asistir a ese campamento de hacer arte, de pintar. Es una de esas oportunidades que uno quiere estar viviendo aquí en Princeton porque no tiene todo cerca de donde uno vive.’

‘Porque ahorita le dan más información sobre la iglesia o la high school, ya le van a dar más información de cómo estudiar, todo eso, o tener la beca y eso.’

Claudia Orostizaga, fue a Washington a estudiar su universidad, regresó a Princeton y ha visto una gran cantidad de voluntarios de la Universidad de Princeton en el programa YMCA que ella coordina.

 

‘Y como igual yo solo lo he estado haciendo como– I’ve only been the coordinator for a year. Y yo quiero ver que el programa mejore con el tiempo. Yo quiero hacer cambios porque igual siento que puede crecer a hacer un mejor programa de lo que es, pero que va a tomar tiempo poder llegar a ese punto.’

“Por qué hablamos mucho sobre la– o el sistema educativo de Princeton? Quisiera saber más sobre la universidad y cómo ve su rol en el pueblo, cómo– si debería hacer más para la comunidad o cómo ve.”

Una cosa que me gusta poder conectar con la universidad es que proveemos horas para ser voluntarios a los estudiantes. Entonces, he tenido estudiantes de Princeton University que van a los after school programs, unos que han venido casi todos los días por meses porque necesitan 200 horas. Creo que la escuela de International Affairs, they need to have like a civic engagement credit. Entonces, yo he estado en contacto con el advisor para ese programa y ellos me pueden decir,

“Oh, esta persona está buscando tener horas de voluntarios.” Entonces, en ese sentido, yo puedo conectar con gente también porque tengo niños del high school, de la universidad también, personas que viven en el pueblo y quieren o fueron profesoras en el pasado o simplemente quieren así trabajar con niños. Es una oportunidad para abrir las puertas de la escuela y decir, “Venga, conoce a los niños, ve cómo es de verdad, cómo es trabajar con los niños y como es de verdad trabajar con los niños.”’

Para que la educación valga los sacrificios que se han hecho, es necesario que se realicen esfuerzos como estos: la comunidad debe estar unida. Para poder acceder a más recursos educativos cuando existen barreras sistémicas que no se han resuelto, aquellos que pudieron superarlas deben elevar a otros. Puede que una educación en los EE. UU. no sea perfecta, pero no obstante, es una educación gratuita para aquellos que quieran aprovecharla y, con la orientación adecuada, será la mejor oportunidad para la superación personal y el éxito en el futuro.

Latinos need a voice in the U.S. education debate
cortesía de The Hechinger Report

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